22 nov 2013

ELEMENTOS QUE COMPONEN LA TITULACIÓN


Titulares de Prensa sobre el debate Rajoy Vs Zapatero


            “Al conjunto de titulares de una noticia se le llama “cabeza” (Secanella, 1980:58). Y por cabeza o encabezamiento se entiende el “conjunto de los diferentes tipos de títulos que acompañan a un texto periodístico” (Martínez Albertos, 1974: 164). Mientras que “entre titulares y noticia viene a establecerse una relación análoga a la que mantienen entre sí el significante y el significado de los signos propios de los sistemas lingüisticos” – como señala Alarcos-, entre los títulos que componen una cabeza no siempre hay relación sintagmática, si bien algunos elementos del encabezamiento se enlazan referencialmente por necesidad expresa, mientras que otros – que son y se presumen autónomos- se superponen, anulan, contradicen, etc., generando una polisemia * que, a menudo, supone para el lector lo que Eco denomina una “descodificación aberrante”, o sea, una interpretación del receptor diferente a la intención del emisor.

            En tales casos, si los “titulares serían como la expresión del contenido que conlleva la noticia” (Alarcos, 1977: 131), la cabeza puede denotar desde el lapsus inconsciente del periodista – connotado o no psicoanalíticamente – hasta la intención oculta (la estructura ausente) – con fines o no de prensa más llamativa suele estar cargada de cabezas más que completas, además de otros reclamos con el fin de atraer la atención del lector.

            La importancia de los titulares y el espacio que ha éstos se les dedique han merecido la atención de estudiosos como Kayser, quien cuantifica la parte de superficie redaccional que le corresponde al analizar la morfología del diario. Sin embargo está por hacerse un estudio de la función comunicativa de los titulares a tenor del sistema de comunicación que conforman, según a puesto de manifiesto Alarcos Llorach, catedrático de Gramática Histórica de la Lengua Española de la Universidad de Oviedo.

Características del titular

Técnicamente, el titular se distingue del texto por su presentación, por su estilo y, a menudo, por la naturaleza de su contenido” (Kayser, 1974: 108), ello quiere decir que, además de la labor de escribir un titulo, debe pensarse cuál será su presentación en función de sus diferentes variables (pagina, sección, importancia de la noticia, contexto en relación a otras informaciones, cuerpo y tipos de letras, número de columnas, etc.). En cada publicación, el sistema de titulación, tanto redaccional como gráfico, varía hasta el extremo de que algunos periódicos apenas juegan con las diversas familias de letras, mientras que otros están plagados de tal variedad que su buen uso y combinación son labor de un redactor muy experimentado y poseedor de talento, excelente conocimiento de la lengua y de la tipografía, y gran facilidad para componerlos.
Dado que “la primera condición que debe cumplir un titulo, su condición esencial, es la de informar” (Vigil, 1966: 210), la tarea de titulación es “un arte que requiere un utilísimo ejercicio de redacción. Es preciso encerrar entre limites más restringidos aún de los que ofrece un telegrama, un concepto interesante” (Zainqui, 1974: 135). La práctica periodística demuestra que la titulación no es tarea fácil ni sencilla, y que aquellos periódicos que descuidan este fundamental sistema de comunicación suelen acabar siendo de lectura monótona y aburrida, así como de mediocre calidad y demostrativos de aficionados, pese a que las informaciones sean interesantes y estén bien escritas.

Los titulares cumplen – según Alarcos Llorach – tres funciones principales:

-          distinguir los diversos titulares del mismo contexto;
-          adecuar las referencias reales de titulares y noticias;
-          despertar el interés del lector.

Para cumplir con esas tres funciones, los titulares disponen, además de los recursos lingüísticos, de los tipos y cuerpos de letras y de su compaginación en la página; con todo ello pueden desempeñar la triple funcionalidad que Bühler señalaba para la lengua:

-          de representación (designar la noticia);
-          de apelación (llamar la atención);
-          de exteriorización (carácter del emisor).

“La extensión física del título va condicionada por dos elementos: la importancia de la noticia y sus dimensiones” (Gregorio, 1966: 82). Según valore cada medio lo importante que es una noticia destacará más o menos la misma a través del titular, aunque dentro del estilo y de la normativa particulares de cada periódico. Así pues, la titulación podrá componerse en página par o impar; a una, dos, tres… columnas; arriba – a la derecha o a la izquierda - , a media página o abajo y, por supuesto, con unos cuerpos y familias de letras u otros que ocuparán una superficie equis de titulares.

Los estudios de legibilidad y de particularidades para captar la atención del lector en prensa – aspectos  éstos que la publicidad no descuida, de aquí que los precios de los anuncios varíen en función de su lugar de publicación – señalan como zonas preferentes las siguientes: de las dos páginas, la impar; y, dentro de la página, el cuadrante superior izquierdo – en caso de página par – y el cuadrante superior derecho – en caso de página impar - . Sin embargo cualquier titular puede también realzarse – o al contrario, pasar inadvertido o empobrecerse – según los otros titulares que lo rodeen o las ilustraciones que lleve o no. “Un título puesto al lado de otro puede tener la función de cubrir un argumento candente” y “la foto puede variar el significado de éste [del titular] de un modo sustancial” (Calíbrese, 1980: 97 y 63). Todo ello obliga a que a la hora de componer los titulares se tenga en cuenta la maquetación general de la página donde van e, incluso, de la página adjunta.

Otras características que configuran la singularidad de los titulares son:

a)      el cuerpo (tamaño) de sus letras;
b)       el tipo (forma) de la familia de letras;
c)      Si es de composición y/o tipografía o es Letraset;
d)     Si el titular va en caja alta (mayúsculas) o en caja baja (minúsculas);
e)      Si las letras van en redonda o en cursiva;
f)       Si el titular va o no subrayado;
g)      Si consta de una o varias líneas;
h)      Si se reproduce o no en negativo.

Atendiendo a las múltiples variables mencionadas, no existen normas fijas a la hora de la titulación, si bien el conocimiento de cuanto sobre ellos se ha estudiado, así como la experiencia titular y la observación de cuantos más modelos mejor, contribuirán a la formación del periodista en esta laboriosa y no siempre apreciada tarea. Al respecto, Martín Vivaldi dice que “no hay reglas inflexibles para titular; depende del trabajo en cuestión. No se titula igual una información, que un comentario, que un artículo. E. 39 a 41 

“Según la naturaleza del artículo y el estilo general del diario, se hace más hincapié en el aspecto informativo o en el aspecto atractivo” (Gaillard, 1972: 109). Mientras que el Libro de estilo de “El País” señala que los titulares deben responder fielmente a la información, que nunca pueden establecer conclusiones que no figuran en el texto y que deben ser ajenos a cualquier clase de sensacionalismo (págs. 15 y 16), el de “El Periódico de Catalunya” dice que “hay que huir de la idea de que el titular es un mero resumen de la información o del texto con que se relaciona. Es un instrumento de valoración de los hechos por parte del periódico” (pág. 14), lo que pone de manifiesto que un título es también opinión”.

“Puesto que la entrada resume toda la noticia, el título se obtiene, por lo general, de la entrada. En realidad es la entrada, en palabras vigorosas e interesantes” (Harris, 1973: 279). Esta observación es acertada, principalmente, para la prensa anglosajona, donde las noticias empiezan todas con un lid bien construido y que realmente son eso, lides. No suele ocurrir lo mismo en la prensa de nuestras latitudes. Aún con todo, la fórmula de Harris & Jhnson no siempre es la más adecuada, puesto que algunas veces el titular, tal y como ya he indicado, va más allá de la simple información noticiosa.

En este sentido, “si semiológicamente los titulares presuponen la noticia, lingüísticamente funcionan como comunicación independiente y muchas veces su información es lo que bastante orientadora para que el lector pueda abstenerse de la lectura de la noticia. Pero en otras muchas ocasiones la finalidad de los titulares busca subrayar la importancia, el interés, la novedad y animar a su lectura” (Alarcos, 1977: 133).

En síntesis, los titulares, además de las características mencionadas en relación con su presentación, estilo, función, naturaleza y dimensión, vienen caracterizados por cinco aspectos fundamentales:

1. ACTUALIDAD (referida a la novedad de los acontecimientos).
2. CONSICION (aunque la comprensión no debe sacrificarse en aras de la brevedad).
3. CLARIDAD (han de ser concretos, o sea, inequívocos).
4. VERACIDAD (han de expresar y reflejar lo que en el texto de la noticia se dice. Jamás deben escribirse cosas que en el texto no se dicen o de las que la noticia no informa).
5. GARRA (debe buscarse un cierto gancho para que resulten atractivos).

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