Titulares de Prensa sobre el debate Rajoy Vs Zapatero |
“Al conjunto de titulares de una noticia se le llama “cabeza”
(Secanella, 1980:58). Y por cabeza o encabezamiento se entiende el “conjunto de
los diferentes tipos de títulos que acompañan a un texto periodístico” (Martínez
Albertos, 1974: 164). Mientras que “entre titulares y noticia viene a
establecerse una relación análoga a la que mantienen entre sí el significante y
el significado de los signos propios de los sistemas lingüisticos” – como
señala Alarcos-, entre los títulos que componen una cabeza no siempre hay
relación sintagmática, si bien algunos elementos del encabezamiento se enlazan
referencialmente por necesidad expresa, mientras que otros – que son y se
presumen autónomos- se superponen, anulan, contradicen, etc., generando una
polisemia * que, a menudo, supone para el lector lo que Eco denomina una
“descodificación aberrante”, o sea, una interpretación del receptor diferente a
la intención del emisor.
En tales casos, si los “titulares
serían como la expresión del contenido que conlleva la noticia” (Alarcos, 1977:
131), la cabeza puede denotar desde el lapsus inconsciente del periodista –
connotado o no psicoanalíticamente – hasta la intención oculta (la estructura
ausente) – con fines o no de prensa más llamativa suele estar cargada de
cabezas más que completas, además de otros reclamos con el fin de atraer la
atención del lector.
La importancia de los titulares y el
espacio que ha éstos se les dedique han merecido la atención de estudiosos como
Kayser, quien cuantifica la parte de superficie redaccional que le corresponde
al analizar la morfología del diario. Sin embargo está por hacerse un estudio
de la función comunicativa de los titulares a tenor del sistema de comunicación
que conforman, según a puesto de manifiesto Alarcos Llorach, catedrático de
Gramática Histórica de la Lengua Española
de la Universidad
de Oviedo.
Características del
titular
Técnicamente,
el titular se distingue del texto por su presentación, por su estilo y, a
menudo, por la naturaleza de su contenido” (Kayser, 1974: 108), ello quiere
decir que, además de la labor de escribir un titulo, debe pensarse cuál será su
presentación en función de sus diferentes variables (pagina, sección,
importancia de la noticia, contexto en relación a otras informaciones, cuerpo y
tipos de letras, número de columnas, etc.). En cada publicación, el sistema de
titulación, tanto redaccional como gráfico, varía hasta el extremo de que
algunos periódicos apenas juegan con las diversas familias de letras, mientras
que otros están plagados de tal variedad que su buen uso y combinación son
labor de un redactor muy experimentado y poseedor de talento, excelente
conocimiento de la lengua y de la tipografía, y gran facilidad para
componerlos.
Dado
que “la primera condición que debe cumplir un titulo, su condición esencial, es
la de informar” (Vigil, 1966: 210), la tarea de titulación es “un arte que
requiere un utilísimo ejercicio de redacción. Es preciso encerrar entre limites
más restringidos aún de los que ofrece un telegrama, un concepto interesante”
(Zainqui, 1974: 135). La práctica periodística demuestra que la titulación no
es tarea fácil ni sencilla, y que aquellos periódicos que descuidan este
fundamental sistema de comunicación suelen acabar siendo de lectura monótona y
aburrida, así como de mediocre calidad y demostrativos de aficionados, pese a
que las informaciones sean interesantes y estén bien escritas.
Los
titulares cumplen – según Alarcos Llorach – tres funciones principales:
-
distinguir los diversos titulares
del mismo contexto;
-
adecuar las referencias reales de
titulares y noticias;
-
despertar el interés del lector.
Para
cumplir con esas tres funciones, los titulares disponen, además de los recursos
lingüísticos, de los tipos y cuerpos de letras y de su compaginación en la
página; con todo ello pueden desempeñar la triple funcionalidad que Bühler
señalaba para la lengua:
-
de representación (designar la
noticia);
-
de apelación (llamar la atención);
-
de exteriorización (carácter del
emisor).
“La
extensión física del título va condicionada por dos elementos: la importancia de
la noticia y sus dimensiones” (Gregorio, 1966: 82). Según valore cada medio lo
importante que es una noticia destacará más o menos la misma a través del
titular, aunque dentro del estilo y de la normativa particulares de cada
periódico. Así pues, la titulación podrá componerse en página par o impar; a
una, dos, tres… columnas; arriba – a la derecha o a la izquierda - , a media
página o abajo y, por supuesto, con unos cuerpos y familias de letras u otros
que ocuparán una superficie equis de titulares.
Los
estudios de legibilidad y de particularidades para captar la atención del
lector en prensa – aspectos éstos que la
publicidad no descuida, de aquí que los precios de los anuncios varíen en
función de su lugar de publicación – señalan como zonas preferentes las
siguientes: de las dos páginas, la impar; y, dentro de la página, el cuadrante
superior izquierdo – en caso de página par – y el cuadrante superior derecho –
en caso de página impar - . Sin embargo cualquier titular puede también
realzarse – o al contrario, pasar inadvertido o empobrecerse – según los otros
titulares que lo rodeen o las ilustraciones que lleve o no. “Un título puesto
al lado de otro puede tener la función de cubrir un argumento candente” y “la
foto puede variar el significado de éste [del titular] de un modo sustancial”
(Calíbrese, 1980: 97 y 63). Todo ello obliga a que a la hora de componer los
titulares se tenga en cuenta la maquetación general de la página donde van e,
incluso, de la página adjunta.
Otras
características que configuran la singularidad de los titulares son:
a)
el cuerpo (tamaño) de sus letras;
b)
el tipo (forma) de la familia de letras;
c)
Si es de composición y/o
tipografía o es Letraset;
d)
Si el titular va en caja alta
(mayúsculas) o en caja baja (minúsculas);
e)
Si las letras van en redonda o en
cursiva;
f)
Si el titular va o no subrayado;
g)
Si consta de una o varias líneas;
h)
Si se reproduce o no en negativo.
Atendiendo
a las múltiples variables mencionadas, no existen normas fijas a la hora de la
titulación, si bien el conocimiento de cuanto sobre ellos se ha estudiado, así
como la experiencia titular y la observación de cuantos más modelos mejor,
contribuirán a la formación del periodista en esta laboriosa y no siempre
apreciada tarea. Al respecto, Martín Vivaldi dice que “no hay reglas
inflexibles para titular; depende del trabajo en cuestión. No se titula igual
una información, que un comentario, que un artículo. E. 39
a 41
“Según
la naturaleza del artículo y el estilo general del diario, se hace más hincapié
en el aspecto informativo o en el aspecto atractivo” (Gaillard, 1972: 109).
Mientras que el Libro de estilo de “El País” señala que los titulares deben
responder fielmente a la información, que nunca pueden establecer conclusiones
que no figuran en el texto y que deben ser ajenos a cualquier clase de
sensacionalismo (págs. 15 y 16), el de “El Periódico de Catalunya” dice que
“hay que huir de la idea de que el titular es un mero resumen de la información
o del texto con que se relaciona. Es un instrumento de valoración de los hechos
por parte del periódico” (pág. 14), lo que pone de manifiesto que un título es
también opinión”.
“Puesto
que la entrada resume toda la noticia, el título se obtiene, por lo general, de
la entrada. En realidad es la entrada, en palabras vigorosas e interesantes”
(Harris, 1973: 279). Esta observación es acertada, principalmente, para la
prensa anglosajona, donde las noticias empiezan todas con un lid bien
construido y que realmente son eso, lides. No suele ocurrir lo mismo en la
prensa de nuestras latitudes. Aún con todo, la fórmula de Harris & Jhnson
no siempre es la más adecuada, puesto que algunas veces el titular, tal y como
ya he indicado, va más allá de la simple información noticiosa.
En
este sentido, “si semiológicamente los titulares presuponen la noticia,
lingüísticamente funcionan como comunicación independiente y muchas veces su
información es lo que bastante orientadora para que el lector pueda abstenerse
de la lectura de la noticia. Pero en otras muchas ocasiones la finalidad de los
titulares busca subrayar la importancia, el interés, la novedad y animar a su
lectura” (Alarcos, 1977: 133).
En
síntesis, los titulares, además de las características mencionadas en relación
con su presentación, estilo, función, naturaleza y dimensión, vienen
caracterizados por cinco aspectos fundamentales:
1. ACTUALIDAD (referida a la novedad
de los acontecimientos).
2. CONSICION (aunque la comprensión
no debe sacrificarse en aras de la brevedad).
3. CLARIDAD (han de ser concretos, o
sea, inequívocos).
4. VERACIDAD (han de expresar y
reflejar lo que en el texto de la noticia se dice. Jamás deben escribirse cosas
que en el texto no se dicen o de las que la noticia no informa).
5. GARRA (debe buscarse un cierto
gancho para que resulten atractivos).
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