22 nov 2013

ELEMENTOS QUE COMPONEN LA TITULACIÓN


Titulares de Prensa sobre el debate Rajoy Vs Zapatero


            “Al conjunto de titulares de una noticia se le llama “cabeza” (Secanella, 1980:58). Y por cabeza o encabezamiento se entiende el “conjunto de los diferentes tipos de títulos que acompañan a un texto periodístico” (Martínez Albertos, 1974: 164). Mientras que “entre titulares y noticia viene a establecerse una relación análoga a la que mantienen entre sí el significante y el significado de los signos propios de los sistemas lingüisticos” – como señala Alarcos-, entre los títulos que componen una cabeza no siempre hay relación sintagmática, si bien algunos elementos del encabezamiento se enlazan referencialmente por necesidad expresa, mientras que otros – que son y se presumen autónomos- se superponen, anulan, contradicen, etc., generando una polisemia * que, a menudo, supone para el lector lo que Eco denomina una “descodificación aberrante”, o sea, una interpretación del receptor diferente a la intención del emisor.

            En tales casos, si los “titulares serían como la expresión del contenido que conlleva la noticia” (Alarcos, 1977: 131), la cabeza puede denotar desde el lapsus inconsciente del periodista – connotado o no psicoanalíticamente – hasta la intención oculta (la estructura ausente) – con fines o no de prensa más llamativa suele estar cargada de cabezas más que completas, además de otros reclamos con el fin de atraer la atención del lector.

            La importancia de los titulares y el espacio que ha éstos se les dedique han merecido la atención de estudiosos como Kayser, quien cuantifica la parte de superficie redaccional que le corresponde al analizar la morfología del diario. Sin embargo está por hacerse un estudio de la función comunicativa de los titulares a tenor del sistema de comunicación que conforman, según a puesto de manifiesto Alarcos Llorach, catedrático de Gramática Histórica de la Lengua Española de la Universidad de Oviedo.

Características del titular

Técnicamente, el titular se distingue del texto por su presentación, por su estilo y, a menudo, por la naturaleza de su contenido” (Kayser, 1974: 108), ello quiere decir que, además de la labor de escribir un titulo, debe pensarse cuál será su presentación en función de sus diferentes variables (pagina, sección, importancia de la noticia, contexto en relación a otras informaciones, cuerpo y tipos de letras, número de columnas, etc.). En cada publicación, el sistema de titulación, tanto redaccional como gráfico, varía hasta el extremo de que algunos periódicos apenas juegan con las diversas familias de letras, mientras que otros están plagados de tal variedad que su buen uso y combinación son labor de un redactor muy experimentado y poseedor de talento, excelente conocimiento de la lengua y de la tipografía, y gran facilidad para componerlos.
Dado que “la primera condición que debe cumplir un titulo, su condición esencial, es la de informar” (Vigil, 1966: 210), la tarea de titulación es “un arte que requiere un utilísimo ejercicio de redacción. Es preciso encerrar entre limites más restringidos aún de los que ofrece un telegrama, un concepto interesante” (Zainqui, 1974: 135). La práctica periodística demuestra que la titulación no es tarea fácil ni sencilla, y que aquellos periódicos que descuidan este fundamental sistema de comunicación suelen acabar siendo de lectura monótona y aburrida, así como de mediocre calidad y demostrativos de aficionados, pese a que las informaciones sean interesantes y estén bien escritas.

Los titulares cumplen – según Alarcos Llorach – tres funciones principales:

-          distinguir los diversos titulares del mismo contexto;
-          adecuar las referencias reales de titulares y noticias;
-          despertar el interés del lector.

Para cumplir con esas tres funciones, los titulares disponen, además de los recursos lingüísticos, de los tipos y cuerpos de letras y de su compaginación en la página; con todo ello pueden desempeñar la triple funcionalidad que Bühler señalaba para la lengua:

-          de representación (designar la noticia);
-          de apelación (llamar la atención);
-          de exteriorización (carácter del emisor).

“La extensión física del título va condicionada por dos elementos: la importancia de la noticia y sus dimensiones” (Gregorio, 1966: 82). Según valore cada medio lo importante que es una noticia destacará más o menos la misma a través del titular, aunque dentro del estilo y de la normativa particulares de cada periódico. Así pues, la titulación podrá componerse en página par o impar; a una, dos, tres… columnas; arriba – a la derecha o a la izquierda - , a media página o abajo y, por supuesto, con unos cuerpos y familias de letras u otros que ocuparán una superficie equis de titulares.

Los estudios de legibilidad y de particularidades para captar la atención del lector en prensa – aspectos  éstos que la publicidad no descuida, de aquí que los precios de los anuncios varíen en función de su lugar de publicación – señalan como zonas preferentes las siguientes: de las dos páginas, la impar; y, dentro de la página, el cuadrante superior izquierdo – en caso de página par – y el cuadrante superior derecho – en caso de página impar - . Sin embargo cualquier titular puede también realzarse – o al contrario, pasar inadvertido o empobrecerse – según los otros titulares que lo rodeen o las ilustraciones que lleve o no. “Un título puesto al lado de otro puede tener la función de cubrir un argumento candente” y “la foto puede variar el significado de éste [del titular] de un modo sustancial” (Calíbrese, 1980: 97 y 63). Todo ello obliga a que a la hora de componer los titulares se tenga en cuenta la maquetación general de la página donde van e, incluso, de la página adjunta.

Otras características que configuran la singularidad de los titulares son:

a)      el cuerpo (tamaño) de sus letras;
b)       el tipo (forma) de la familia de letras;
c)      Si es de composición y/o tipografía o es Letraset;
d)     Si el titular va en caja alta (mayúsculas) o en caja baja (minúsculas);
e)      Si las letras van en redonda o en cursiva;
f)       Si el titular va o no subrayado;
g)      Si consta de una o varias líneas;
h)      Si se reproduce o no en negativo.

Atendiendo a las múltiples variables mencionadas, no existen normas fijas a la hora de la titulación, si bien el conocimiento de cuanto sobre ellos se ha estudiado, así como la experiencia titular y la observación de cuantos más modelos mejor, contribuirán a la formación del periodista en esta laboriosa y no siempre apreciada tarea. Al respecto, Martín Vivaldi dice que “no hay reglas inflexibles para titular; depende del trabajo en cuestión. No se titula igual una información, que un comentario, que un artículo. E. 39 a 41 

“Según la naturaleza del artículo y el estilo general del diario, se hace más hincapié en el aspecto informativo o en el aspecto atractivo” (Gaillard, 1972: 109). Mientras que el Libro de estilo de “El País” señala que los titulares deben responder fielmente a la información, que nunca pueden establecer conclusiones que no figuran en el texto y que deben ser ajenos a cualquier clase de sensacionalismo (págs. 15 y 16), el de “El Periódico de Catalunya” dice que “hay que huir de la idea de que el titular es un mero resumen de la información o del texto con que se relaciona. Es un instrumento de valoración de los hechos por parte del periódico” (pág. 14), lo que pone de manifiesto que un título es también opinión”.

“Puesto que la entrada resume toda la noticia, el título se obtiene, por lo general, de la entrada. En realidad es la entrada, en palabras vigorosas e interesantes” (Harris, 1973: 279). Esta observación es acertada, principalmente, para la prensa anglosajona, donde las noticias empiezan todas con un lid bien construido y que realmente son eso, lides. No suele ocurrir lo mismo en la prensa de nuestras latitudes. Aún con todo, la fórmula de Harris & Jhnson no siempre es la más adecuada, puesto que algunas veces el titular, tal y como ya he indicado, va más allá de la simple información noticiosa.

En este sentido, “si semiológicamente los titulares presuponen la noticia, lingüísticamente funcionan como comunicación independiente y muchas veces su información es lo que bastante orientadora para que el lector pueda abstenerse de la lectura de la noticia. Pero en otras muchas ocasiones la finalidad de los titulares busca subrayar la importancia, el interés, la novedad y animar a su lectura” (Alarcos, 1977: 133).

En síntesis, los titulares, además de las características mencionadas en relación con su presentación, estilo, función, naturaleza y dimensión, vienen caracterizados por cinco aspectos fundamentales:

1. ACTUALIDAD (referida a la novedad de los acontecimientos).
2. CONSICION (aunque la comprensión no debe sacrificarse en aras de la brevedad).
3. CLARIDAD (han de ser concretos, o sea, inequívocos).
4. VERACIDAD (han de expresar y reflejar lo que en el texto de la noticia se dice. Jamás deben escribirse cosas que en el texto no se dicen o de las que la noticia no informa).
5. GARRA (debe buscarse un cierto gancho para que resulten atractivos).

Rasgos Diferenciales de los Géneros Periodísticos de Opinión



Pastora Moreno Espinosa *

RESUMEN: Los géneros de opinión de un periódico impreso, nos pueden vislumbrar toda la problemática de un hecho histórico, político, social, cultural, económico, etc., y no sólo eso, sino también, la realización de un proceso de investigación a través del suceso, con relación a un determinado tema, partiendo de una hipótesis hasta llegar a los últimos resultados del mismo. Anteriormente, los medios apostaban más por los géneros de opinión, mientras que ahora esa importancia ha descendido, lo que a su vez ha provocado que los géneros informativos tengan una mayor carga de opinión que antes. Para referirnos en concreto a los rasgos diferenciales de los géneros periodísticos, temática de nuestra ponencia, en primer lugar, hay que decir que la información y la opinión no siempre aparecen separadas de forma nítida en los textos periodísticos. El estilo, la función que desempeñen y las marcas gráficas y de sección que los medios emplean para separarlos serán, pues, nuestro objeto de estudio y los elementos que nos permitan discernir el género ante el que nos encontramos.


            La comunicación periodística es un proceso de interrelación de individuos y grupos sociales, cuya forma es el mensaje. Y los mensajes son técnicas expresivas comunes a todo discurso.

            Anteriormente, los medios apostaban más por los géneros de opinión, mientras que ahora esa importancia ha descendido, lo que a su vez ha provocado que los géneros informativos tengan una mayor carga de opinión que antes.

            Los géneros de opinión de un periódico impreso, nos pueden vislumbrar toda la problemática de un hecho histórico, político, social, cultural, económico, etc., y no sólo eso, sino también, la realización de un proceso de investigación a través del suceso, con relación a un determinado tema, partiendo de una hipótesis hasta llegar a los últimos resultados del mismo.

            Los géneros de opinión tienen tres características fundamentales que les diferencian de los géneros informativos e interpretativos. Éstas son:
No trabajan directamente sobre los hechos, ya que éstos se han dado a conocer en la parte del periódico dedicada a información.
No transmiten datos.
Trabajan sobre ideas y opiniones. Deducen consecuencias teóricas, políticas, culturales de lo que sucede.

            Es un hecho comprobado que el periodismo se constituye como un proceso subjetivo, desde el momento en que es realizado por una persona en concreto que tiene su propia visión de la realidad.

            Además de la subjetividad innata que tiene todo sujeto, el segundo hecho fundamental que hace al periodismo subjetivo es la selección. Desde el momento en que se selecciona qué información se incluye en un medio y cuál se excluye, hay una opinión por parte del periodista, así como en la ubicación de esa información en el medio (no es lo mismo que vaya al principio que al final), qué espacio se le dedica, si lleva foto y cómo es ésta, cómo se titula, qué se destaca en ella y desde qué posición, etc. Todo ello son selecciones que se realizan de acuerdo a unos criterios subjetivos y que dejan entrever la opinión del periodista con respecto al hecho del que pretende informar o, a veces, desinformar.

            Este tema de la opinión/subjetividad en los medios algunas veces es evidente para muchos lectores, pero otras veces pasa desapercibido para una gran cantidad de receptores de los medios de comunicación. También, especialmente interesante es la presencia de la opinión y la subjetividad en los géneros informativos en general y en las noticias en particular.

            Partimos de la hipótesis de que existe en la mayoría (si no en todas) de las noticias de los diarios una opinión más o menos oculta, a pesar de que todos los medios se consideran a sí mismos como objetivos e independientes. Esta opinión, expresada de forma más o menos explícita según los casos y que comienza con el mismo proceso de selección que toda noticia conlleva en su elaboración, pasa en muchos casos inadvertida por parte del lector medio. Una opinión que, por tanto, no se suele ver clara, a no ser que nos encontremos ante periódicos sensacionalistas. Y una opinión, en fin, que está presente en la muchas de las noticias bien en forma más interpretativa, o en forma más evidente de juicio de valor.

            De otra parte, el lenguaje y las ideas que los medios de comunicación transmiten tratan de corresponderse con las de su público. Esto se manifiesta especialmente en los géneros periodísticos que José Luis Martínez Albertos, entre otros teóricos del periodismo, engloba bajo el nombre de "comments". En cuanto a la terminología, los teóricos no mantienen una postura homogénea. "Los términos 'artículo' y 'comentario' son usados en sentido genérico para referirse a cualquier texto periodístico de opinión y también para designar a sendos géneros periodísticos de opinión con características propias de estructura y de estilo, así como un objetivo propio",1 señalan E. Armañanzas y J. Díaz Noci. En este punto hay que precisar que cada teórico del periodismo sostiene una terminología, aunque los rasgos propios de cada género presentan cualidades que, por el uso, permiten avanzar en el estudio de los mismos.

            En cuanto a la clasificación de los géneros de opinión, José Luis Martínez Albertos habla de "cuatro géneros fijos: información, reportaje, crónica y artículo".2 Dentro del artículo, que el autor toma en sentido genérico, incluye el editorial, el comentario –que equipara a la columna–, la crítica, el ensayo, el artículo costumbrista….

            Además, el profesor Martínez Albertos no ignora el caos terminológico que existe frente a estos subgéneros periodísticos: "En España se hace un uso polivalente de la columna como instrumento para el análisis y la opinión".3 Lorenzo Gomis alude de forma genérica al comentario: "El comentario también tiene sus géneros y subgéneros: además del editorial y el artículo, son comentarios las cartas de los lectores, las críticas (…) y el chiste gráfico".4

            Gonzalo Martín Vivaldi5 se centra en el artículo; y dentro de éste, habla del de costumbres, del de humor y del ensayo, aunque en el apéndice de su manual define también el editorial y la columna.

            Por su parte, Esteban Morán Torres6 se refiere al editorial, el comentario, la columna y la crítica, y puntualiza que la confusión terminológica presente en esta área "dificulta el reconocimiento del texto de opinión del cual se está hablando cuando mencionamos los vocablos artículo, columna, comentario, que son los que presentan mayor confusión, no sólo entre los teóricos, sino entre los autores de los mismos textos".7

            Para referirnos en concreto a los rasgos diferenciales de los géneros periodísticos, en primer lugar, hay que decir que la información y la opinión no siempre aparecen separadas de forma nítida en los textos periodísticos. El estilo, la función que desempeñen y las marcas gráficas y de sección que los medios emplean para separarlos serán, pues, los elementos que permitan al lector discernir el género ante el que se encuentra. En este punto es significativa la postura del catedrático de la Universidad Complutense José Luis Martínez Albertos: "El campo del estilo rigurosamente informativo está perdiendo terreno y las ganancias se trasladan al campo de lo interpretativo".8

            Como afirman Armañanzas y Díaz Noci: "los géneros de opinión parten casi siempre de acontecimientos de actualidad, si bien ésta, en algunos géneros, es más relativa que en los géneros estrictamente informativos, y ofrecen también elementos interpretativos. Pero aun van más allá, y se ocupan de la reflexión profunda que la información de actualidad no puede ofrecer a los lectores".9

            Otro de los rasgos que caracterizan a los textos periodísticos de opinión es que se producen a raíz de un acontecimiento noticioso del que previamente, o a la par mediante géneros informativos, se ha informado a los lectores. "Se presupone de esta manera que el receptor dispone de ciertos elementos que ya sabe; no solamente datos objetivos, también valores, reglas de interpretación que se suponen compartidas por la empresa periodística o el autor del texto y los lectores. Será este acervo común, que denominamos contexto, lo que permitirá que el texto, alternativa entre muchas posibles, obtenga también una interpretación, la única entre las muchas posibles", como sostienen Armañanzas y Díaz Noci.10 O al menos, la más aproximada a la intención inicial del emisor. Es importante el establecimiento de un consenso por el que para un grupo de personas (por ejemplo, los lectores de un periódico) se considera que los intereses de toda la población son comunes, y la expresión de ello es que se asumen determinados valores. Y, consecuentemente, ello tiene su reflejo en la lengua escrita, ya que se asume que determinadas expresiones tienen determinados significados. Así, una de las funciones del periodista (cualquiera, pero máxime para el de opinión) es conocer con detalle cuáles son esos valores y expresiones de su público, a la vez que, según Van Dijk, "no omitir circunstancias que puedan influir negativamente sobre la conclusión final, no garantizar la validez general de una justificación".11

            Según Martínez Albertos, los textos de opinión "no trabajan directamente sobre hechos, sino sobre ideas, deducen consecuencias ideológicas, culturales, filosóficas… de unos acontecimientos más o menos actuales".12 Para Lorenzo Gomis: "La función de los comentarios publicados o emitidos en los medios impresos y audiovisuales es la de estimular y enriquecer los comentarios del público, ofrecer argumentos, razones, ejemplos, incitar a la audiencia a identificarse con unos o con otros. Que el público comente lo que pasa, se esfuerce por entenderlo, por prever y prevenir e influir en ello".13 Pero los medios de comunicación, siguiendo a Armañanzas y Díaz Noci,14 no ejercen tanta influencia a través de los comentarios que ellos mismos emiten en los textos de opinión, sino al dar cuenta de los hechos que han ocurrido, es decir, al seleccionarlos, postura que Gomis también sostiene: "La gran capacidad persuasiva de la prensa no está tanto en aquellos textos a través de los que trate abiertamente de persuadir de algo por medio de razones y argumentos, como a través de la imagen continua de la realidad a través de los hechos que el medio selecciona en cada noticia".15

            Otro aspecto interesante para comentar en este punto es el de la responsabilidad. Armañanzas y Díaz Noci sostienen que, "aunque por cautela en la mayor parte de las publicaciones las opiniones expuestas en los trabajos firmados son responsabilidad de sus autores, lo cierto es que el periódico casi siempre comparte de alguna manera las tesis recogidas en los comentarios, críticas, ensayos… que se publican en sus páginas. El periódico elige sus firmas y, en consecuencia, utiliza opiniones individuales para expresarse".16

            Para concluir esta breve introducción a los rasgos diferenciales entre el periodismo interpretativo y el argumentativo, basta señalar en palabras de Armañanzas y Díaz Noci, que "en la opinión, bien sea como portavoz de una publicación (el editorial) o de un autor concreto (artículo firmado), se trata de encontrar el significado de unos hechos; se pretende entenderlos al igual que en la interpretación pero, mientras ésta da el sentido a las noticias, se abstiene de decir qué hay que hacer; la función de opinar o editorialista pretende influir en el lector con recomendaciones y consejos sobre el curso de la acción a seguir".17 La persuasión en los textos argumentativos está sustentada, pues, en el prestigio, en el reconocimiento público de quien escribe. Armañanzas y Díaz Noci lo consideran "el argumento de autoridad",18 tan empleado también en Publicidad.

            Finalmente, es preciso recoger la postura al respecto de Lorenzo Gomis: "De las opiniones conjuntas resultan acciones en común. El medio sabe que el público expresa su criterio y que la opinión estimula la opinión. Se trata de persuadir, no de coaccionar; lo esencial es establecer solidaridad entre el influyente y el influido, y entre éste y la colectividad".19

            También en este mismo sentido se manifiestan Diezhandino, Bezunartea y Coca cuando afirman que "existe una tendencia creciente a rodear de una aureola excesiva de prestigio a los opinadores".20

            Por otro lado, Armañanzas y Díaz Noci21 estructuran los textos de opinión según el método del análisis del discurso de Van Dijk: "El texto se divide así en macroestructuras y microestructuras. La macroestructura nos permite comprender, con leer el texto, cuál es o cuáles son los temas expuestos y, de otro lado, qué tipo de texto es (género)". Hay muchos tipos, pero la que interesa en este análisis es la argumentativa, que incluye, siguiendo a estos autores, "tanto la argumentación como la demostración, deudoras de la retórica clásica y de la nueva retórica de Ch. Perelman".

            Van Dijk sintetiza su esquema en hipótesis o premisa y conclusión. En el medio nos encontramos con muchas opciones válidas para la construcción del texto argumentativo. Según él, "así, las hipótesis se subdividen en categorías y suposiciones, igual que en la doctrina clásica de la argumentación se distinguía entre una premisa mayor y otra menor".22

            Armañanzas y Díaz Noci añaden que "pueden aparecer refuerzos a la explicación principal, aún más, pueden y deben aparecer argumentos: no se trata sólo de explicar qué ha pasado, sino también cómo y por qué ha pasado (o puede pasar). Se trata de establecer una relación entre precedente (un acontecimiento noticioso, en la mayoría de los casos cuando se trata de un texto periodístico de opinión) y las consecuencias, presentes o futuras, reales o posibles".23

            Sin embargo, estas superestructuras se materializan en microestructuras, basadas en la proposición, compuesta por un predicado y varios argumentos. Nos encontramos aquí, siguiendo con construcciones complejas, con que la construcción sintáctica debe estar al servicio de la transmisión de hechos e ideas, es decir, de presupuestos y consecuencias, y la complejidad de éstas se refleja inevitablemente en la articulación de las proposiciones.

            Pero, en general, Armañanzas y Díaz Noci24 advierten de que la complejidad no quiere decir dificultad, sino densidad. A continuación afirman: "Tras las proposiciones se hallan las secuencias. Para que el significado que el medio ofrece sea exacto, no son suficientes las proposiciones aisladas. Éstas se unen y articulan entre sí formando secuencias". Por ello, en las secuencias siempre existe coherencia.

            Aparte de esto, según su forma discursiva, los géneros pueden tener diferentes tipos de mensaje:

- Un mensaje con propósito informativo. Utilizan la forma expositiva, descriptiva y narrativa.
- Un mensaje con propósito opinativo. Utilizan la forma argumentativa. Dentro de esta variante, podemos encontrar:

El Artículo
La Columna
El Editorial
La Crítica
El Comentario
El Suelto

El artículo

            Es el género periodístico que de manera personal interpreta, informa, analiza los acontecimientos y establece una tesis que luego constata. De los géneros de opinión, el artículo es quizá el menos confidencial de todos, del mismo modo que el menos actual. Se caracteriza visualmente por su extensión, que supera con creces a la de una columna.

            Su estructura está compuesta por una proposición general que explica el tema e introduce el texto, continúa con detalles menores, más tarde analiza (es la fase formativa), a continuación comprueba y por último valora y concluye, además de apuntar las diversas consecuencias y de hacer una llamada a tomar postura respecto de lo que se está tratando en el texto.

            La intención del artículo es la de despertar la conciencia crítica de los lectores a través del análisis y la interpretación pormenorizada de un tema.

El editorial

            Es el género que expresa el criterio del medio sobre los hechos más destacables. Ofrece el punto de vista institucional y, como consecuencia de ello, la redacción se ve afectada por un cierto protocolo, empleando un lenguaje menos personal. Suele tratar temas de eminente actualidad aunque no se limita a ellos. La finalidad de este género es la de intentar influir en la opinión pública.

            Su estructura se divide en tres partes, una informativa, en la que avanza el tema y que sirve para abrir el texto, una segunda interpretativa, en la que el autor del editorial expone los argumentos y las interpretaciones, y una última fase denominada deliberativa o conclusiva. En ella se conceden las últimas apreciaciones sobre el tema y se cierra el texto.

La columna

            La columna analiza, interpreta y valora, y su finalidad concreta es la de orientar al público sobre las noticias.

            Tiene tres características: la periodicidad/actualidad, la titulación fija y el carácter emotivo con el que se expresa.

            La columna proporciona momentos de recreación, motivo por el que se encuentra cerca de la literatura, tiene total libertad temática y formal, hace uso habitual de la ironía y se establece con frecuencia una identificación entre columnista y lector.

            Este tipo de género ha de reunir ciertos rasgos: ha de ser original, nueva, tiene que captar el interés del público, no debe estar escrita en un tono propagandístico y ha de estar dirigida hacia un beneficio social.

            Su estructura es completamente libre, aunque como modelo se puede aceptar el convencional de entrada, desarrollo y conclusión.

Dicha estructura aunada a sus características específicas de tono, lenguaje, título, espacio y periodicidad, además de tema y la posibilidad de tratar uno o varios asuntos en el mismo artículo, permite clasificar a la columna de la siguiente manera:

- Columna de opinión. Por su forma y tono serio, parece un editorial. Sin embargo, todos los juicios que en ella se expresan son responsabilidades del columnista, quien así lo acepta mediante su firma. Puede incluso no presentarse esta diferencia en el uso del lenguaje y sólo caracterizarse como columna por sus cualidades formales: título, periodicidad y espacios fijos.

- Columna de información. Se le denomina de este modo a la columna en la cual predomina la información sobre el comentario o éste infiere por la manera en que el columnista trata la información. Él es quien ha trabajado el material para integrar la columna y, por lo mismo es responsable de lo que escribe.

- Columna humorística. Se escribe con el propósito de divertir y entretener a los lectores. Su temática es diversa y los comentario se caracterizan por su ironía.

- Columna de personalidades. El columnista se ocupa de todas las personalidades de la comunidad que destacan en algún momento o por algún motivo. Así, puede referirse a los funcionarios públicos, a los deportistas ganadores de un premio o a los artistas famosos. En suma, se ocupa de toda aquella persona que resulta interesante para los lectores.

- Columna revoltillo. Esta columna es bastante frecuente. Presenta a sus lectores un poco de todo. Está formada por una gran variedad de temas. Por ejemplo, el columnista comenta algún acontecimiento en tono editorial y a renglón seguido cambia de tono. Después hace otro comentario, con el mismo tono serio de un principio o con un enfoque picaresco. Además de esto, en la columna revoltillo se pueden hacer otras muchas combinaciones.

La crítica

            La misión de la crítica es la de orientar a la opinión pública, razón por la que ha de ser informativa. Es un género que está inserto en el mundo de la cultura, del arte, y suele circunscribirse a un lector interesado por este ámbito y quizá por ello es un género aparte. En concreto, se ocupa de la labor de un artista y no de sus interioridades.

            La crítica se identifica, al margen de por la ficha técnica que ha de llevar y que recoge los datos fundamentales del objeto de análisis, por el lenguaje que emplea, ya que de todos los géneros de opinión, suele ser el más intelectual.

            La estructura que el crítico utiliza para este género es totalmente libre. A menudo, en las publicaciones que dejan espacio entre sus páginas para las críticas se encuentran artistas o literatos de reconocido prestigio que ofrecen su opinión sobre tal o cual obra.

Las características específicas de la crítica son:

- La ficha técnica, con los datos más importantes de la obra.
- Un título generalmente connotativo.
- Flexibilidad en la redacción del texto, en el que suelen aparecer:

*Los antecedentes de la obra, datos del autor y producciones anteriores.
*El argumento o al menos, parte de éste.
*El veredicto del crítico sobre la obra.

            Además, la crítica ha de informar fielmente, evitar la tendencia a la destrucción y al elogio, ser ponderada y justa, analítica y sintética, de espíritu reflexivo, de tono respetuoso, ecuánime y, por último, de un estilo denso, preciso, ágil y claro.

            La clasificación de la crítica puede ser muy variada: literaria, de cine, teatral, de ópera, de ballet, musical, deportiva, taurina (se pisa con la crónica), entre otras muchas.

            Su función, por otra parte, ha de ser la de informar, orientar y educar, aunque sí es necesario tener muy presente a la hora de escribir una crítica, que es importante no contar al lector lo que éste tiene que descubrir en la obra.

El comentario

            Es un género de opinión caracterizado por su brevedad, que acompaña generalmente a la sección de sociedad o que tiene que ver con frecuencia con la opinión de un entendido sobre cuestiones livianas que no tienen una gran implicación social.

            Va firmado casi siempre, y enjuicia temas candentes de cada sección informativa. Se suele encargar a especialistas, cuando no los firman los propios jefes de sección. El hecho de que los comentarios sean responsabilidad de personal de plantilla del periódico es un punto a favor de éstos, ya que demuestra que el diario dispone de un grupo de profesionales capaces de enjuiciar un acontecimiento aportando soluciones.      Son textos ligados al editorial, en la medida que se aleja en su redacción del lucimiento estilístico para profundizar en la información. El comentarista tiene un margen mayor que el editorialista a la hora de escribir, ya que se despoja de la seriedad y rigidez propias del editorial para comentar una noticia. Finalmente, en cuanto al esquema del comentario, lo importante de cara a su efectividad es cuidar el comienzo y fin del mismo.

El suelto

            Se trata de una variante del editorial, que ocupa algunos huecos de las páginas de opinión y que son pequeños apuntes sobre cuestiones de actualidad que lo que hacen es ofrecer una opinión sintética del medio con respecto a algún tema. Pero el suelto no es lo mismo que el editorial, pues, aunque coincidan la mayoría de las veces en su autoría institucional política, el editorial suele tener una mayor extensión y una argumentación y unos rasgos estilísticos diferenciados.

            Para muchos lectores, el suelto suple al editorial gracias a su corta extensión, de ahí su importancia. Suelen ser trabajos anónimos o firmados con seudónimos. Están escritos en un tono más desenfadado que el editorial, haciendo gala de cierta ironía, párrafos breves, mostrando un tono coloquial, sin retoricismos. Periódicos como El Mundo o ABC otorgan a este género unos espacios generosos. Los sueltos también se diferencian de la simple nota, de la gacetilla, porque no sólo informan sino que juzgan y valoran.
           
            En resumen, la totalidad de los textos de opinión que se publican en un diario no aparece en la sección Opinión. El propio Libro de Estilo de El Mundo apunta al respecto: "Los artículos firmados pueden aparecer indistintamente en esas páginas que abren cada día el número de El Mundo (se refiere a las de Opinión) o dentro de cualquiera de sus secciones informativas, siempre que hagan alusión a las áreas de interés de la sección en que aparezcan".25 Además apunta que los no firmados sólo se publican en las páginas de Opinión.

            Por otro lado, el hecho de que cada articulista tenga un estilo propio bien diferenciado repercute en la afiliación de los lectores al medio. Es interesante constatar aquí la complementariedad que ejercen entre sí los textos informativos que se publican en un diario con los argumentativos. Normalmente refuerzan una misma idea, aunque trazada con distintos matices.

            La columna, el comentario y la crítica son los tres géneros argumentativos que más licencias estilísticas ofrecen al opinador. El despliegue de recursos lingüísticos es interminable, desde figuras retóricas hasta juegos de estructuras. El lector admite al firmante como el filtro entre la realidad social y su propio ser. Lo sabe y existe un compromiso explícito en que así lo haga. Prueba de ello es que cada cual tiene sus opinadores preferidos en cada diario. Y es que no hay que olvidar que el opinador, antes que eso es periodista, y su función es interpretar la realidad. El modo en que lo haga es el que definirá el género resultante.

            En conclusión, cada publicación periódica tiene su personalidad comparable a la de cada ser humano y manifestada externamente en el soporte físico del papel, en su estructura y confección e, internamente, en el lenguaje que emplea y la ideología que transmite a través de ese lenguaje.

            Es necesario destacar que el lenguaje empleado por cada periódico responde, en general, al lenguaje del grupo social o sociolecto de sus más asiduos lectores.

            En definitiva, todo texto en un periódico, bien firmado por un periodista de plantilla o por un colaborador, es siempre una posición que compromete también al periódico como institución.

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Notas:

1 E. ARMANANZAS y J. DÍAZ NOCI: Periodismo y argumentación: Géneros de opinión, más allá de la interpretación. Universidad del País Vasco. 1996.
2 José Luis MARTÍNEZ ALBERTOS: Curso General de Redacción Periodística. Paraninfo, 1996.
3 Lorenzo GOMIS: El medio media: la función política de la prensa. Seminarios y Ediciones. Madrid. 1974.
4 Ibídem pág. 125.
5 Gonzalo MARTIN VIVALDI: Curso de redacción. Paraninfo. Madrid.1976.
6 Esteban MORAN TORRES: Géneros del periodismo de opinión. Eunsa. Pamplona. 1988.
7 Ibídem pág. 187.
8 MARTÍNEZ ALBERTOS, J.L., Op. Cit. pág. 321.
9 ARMAÑANZAS, E. y DÍAZ NOCI, J., Op. Cit. pág. 119.
10 Ibídem, pág. 120.
11 Teun A. VAN DIJK: La noticia como discurso. Comprensión, estructura y producción de la información. Paidós, Barcelona, 1990.
12 MARTÍNEZ ALBERTOS, J.L., Op. Cit. pág. 311.
13 GOMIS, L., Op. Cit. pág. 114.
14 ARMAÑANZAS, E. y DÍAZ NOCI, J., Op. Cit. pág. 123.
15 GOMIS, L., Op. Cit. pág. 115.
16 ARMAÑANZAS, E. y DÍAZ NOCI, J., Op. Cit. pág. 125.
17 Ibídem, pág. 125.
18 Ibídem, pág. 127.
19 GOMIS, L., Op. Cit. pág. 121.
20 BEZUNARTEA, O; DIEZHANDINO, M. P. Y COCA, C. "Fuentes y élites periodísticas", en Estudios de Periodística III. Pamplona. 1994.
21 ARMAÑANZAS, E. y DÍAZ NOCI, J., Op. Cit. pág. 132.
22 VAN DIJK, T. Op. Cit. pág. 88.
23 ARMAÑANZAS, E. y DÍAZ NOCI, J., Op. Cit. pág. 133.
24 Ibídem, pág. 133.
25 Diario El Mundo. Libro de Estilo.

  • Pastora Moreno Espinosa es docente de la Universidad de Sevilla, en España. Esta comunicación fue presentada en la IV Bienal Iberoamericana de Comunicación (sociedad, información y conocimiento) realizada en San Salvador entre el 17 y el 19 de septiembre de 2003, la cual se reproduce en SdP con la autorización de los organizadores.