Desde el pasado 15 de febrero hasta el viernes 21, la prensa y televisión opositoras se han dedicado a la tarea de continuar adelante con el trabajo de demonización del Gobierno Bolivariano, y adulterar las situaciones de confrontación para tributar las imágenes de la represión y la violencia a la matriz del Estado fallido, ahora claramente expresado como puntal psicológico de la agenda golpista en proceso.
Estudiantes y guarimbas: supuesta gente de paz
La temática más relevante de la semana son las llamadas “movilizaciones universitarias” que se lleva un 65% del espacio en pantalla (más de 17 horas), seguido por la “persecución política a Leopoldo López” en un lejano 13% (poco más de 3 horas y media). En comparación a esto, el tiempo dedicado al tema del “diálogo nacional” apenas alcanza el 1% (unos 20 minutos, aproximadamente).
El carácter utilitario del adjetivo “estudiantil” en las turbas callejeras no sería posible si se difundieran los numerosos hechos de violencia y terrorismo que han protagonizado los guarimberos en los últimos días en lo que las principales víctimas son los agentes del orden público, la verdadera contracara de la victimización fascista.
De allí que se haga énfasis en el supuesto carácter pacífico de las movilizaciones nacionales en Venevisión, Televen y Globovisión, para así trasladar al Gobierno la culpa por el fallecimiento de los 13 venezolanos y centenares de heridos que han sido el saldo de dos semanas de desestabilización.
Haciendo caso omiso de la violencia que caracteriza el actuar de los guarimberos y compañía, se califica a las movilizaciones estudiantiles como “protestas cívicas, pacíficas y masivas” en oposición a toda la valoración negativa que cae exclusivamente sobre el Estado y el Gobierno Bolivariano. “Curiosamente”, desde los mismos medios que la oposición denuncia de estar “parcializados” y comprados por el gobierno.
21 minutos de presencia en pantalla son dedicados a inocular el mensaje enviado por una estudiante tachirense que afirma que “el miedo y la anarquía son responsabilidad del gobierno”. Otro mensaje afirma que “este movimiento estudiantil hoy lucha contra la injusticia” y es transmitido durante 16 minutos en pantalla. Finalmente, la lavada de manos de la oposición y el mal llamado movimiento estudiantil afirma que luchan “sin capuchas ni piedras”.
Leopoldo, “el nuevo Mandela”
El otro tema resaltante de la semana en medios televisivos es la transformación de Leopoldo López en el nuevo mártir de la MUD (17 horas, 10 minutos). Los motivos por los cuales el representante ultraderechista fue solicitado por el Ministerio Público parecen irrelevantes para los medios privados que se concentran en difundir mensajes enviados por factores políticos de la derecha como Ramón Guillermo Aveledo, quien afirma que López está “preso injustamente”, o Delsa Solórzano quien afirma que “López es inocente”, entre otros.
La valoración cualitativa que estos canales de televisión difunden sobre el Gobierno Bolivariano es completamente negativa. El odio de sectores oposicionistas hacia la Revolución y sus defensores es alimentado con frases como “oficialistas sí pueden manifestar sin problemas” (31%), cuya lectura más inmediata lleva al televidente a pensar que los sectores opositores no pueden hacerlo además de acentuar y promover la matriz de la división. Sí, guerra psicológica la llaman.
“Hay problemas en el país muy graves” (26%), “los poderes públicos están secuestrados desde el Palacio de Miraflores”, “en Venezuela se desarrollan acciones propias de gobiernos terroristas” y “los hechos violentos son culpa del gobierno” son muestra clara de la demonización persistente hacia el gobierno en que ninguna información es contrastada.
Y la prensa…
…no se quedó atrás: los periódicos El Nacional, El Universal, Tal Cual, Últimas Noticias, El Nuevo País y 2001 mantuvieron la estrategia antichavista dedicando un 52% del discurso de factores políticos de oposición a la ilegitimación del gobierno.
Un 29% de las veces el discurso tuvo como finalidad trasladar la culpa de los hechos violentos de los últimos días al gobierno exclusivamente, y el restante 19% del espacio, una minucia, fue destinado a legitimar las acciones de la oposición o colectivizar sus intereses. Barrer el rastro de los actos y hechos que tienen claros y bien promovidos protagonistas.
Los adjetivos utilizados para referirse al Presidente Nicolás Maduro continúan llamando la atención por su agresividad o la carga despectiva que poseen: “ilegítimo”, “totalitario”, “mentiroso”, “asustado”, “pésimo gobernante”, “presidente a la fuerza”, “dictador”, y hasta “asesino de estudiantes” son las formas como los opinadores de derecha se refieren al primer mandatario del país en la prensa escrita.
El patrón de la semana pasada que mostraba una sobrexposición de las protestas estudiantiles de forma simultánea a la casi desaparición total de las noticias sobre política nacional en la prensa se vuelve a repetir: la intención de crear una sensación de inestabilidad o un clima de ingobernabilidad se refuerza con un 56% del centimetraje de los cuerpos de política dedicado a las protestas estudiantiles, mientras que a la política nacional apenas se le arroja un triste 1%, muy por debajo del 10% dedicado a la matriz del colapso nacional.
¿No era la inseguridad uno de los puntos centrales de la protesta? ¿Por qué desaparece del espectro mediático un tema que es de total interés nacional?
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